Al servicio de las familias

ENTREVISTA

D. Cristobal Peña Espina

D. Cristobal Peña Espina

Capellán del colegio Peñalba de 2010 a 2021

Su paso por Peñalba ha sido uno de los más largos al frente de la capellanía en los poco más de 40 años de historia del colegio, lo cual le ha permitido tener hoy una visión más completa de las familias que forman el colegio, y del trabajo que desde la capellanía se puede hacer.

¿Qué destacaría de todos estos años?, y ¿qué le diría a las familias que están llegando ahora?
La verdad es que doy muchas gracias a Dios por haberme permitido estar tanto tiempo, por solo un año no he podido cerrar el ciclo completo de los niños que entraron conmigo en el 2010. Pero sin duda han sido 11 años estupendos, siempre al servicio de las familias, donde he visto crecer de cerca a muchas de ellas, y sobre todo he experimentado la calidad humana y espiritual de las mismas, al tiempo que el interés por mejorar y crecer de casi todas. Sin duda lo mejor de Peñalba es que es una pequeña familia de familias, precisamente por cómo las familias se ayudan, se apoyan, se buscan para crecer juntas y avanzar en la difícil tarea de educar a los hijos como buenas personas y como buenos cristianos.

Sin duda lo mejor de Peñalba es que es una pequeña familia de familias

En este sentido quiero destacar el papel de los MEC (matrimonios encargados de curso), familias generosas que sin ningún interés se ponen al servicio del resto de la clase para ayudar, acoger, armonizar y resolver lo que sea necesario. A mí siempre me han ayudado mucho, especialmente en los primeros años de preparación para la comunión, y ha sido un privilegio contar con ellos como apoyo en la labor espiritual que la capellanía ofrece a las familias, solo comparable con la de los mismos profesores, que son el alma y columna vertebral del colegio.

A las familias nuevas que van llegando les diría que se impliquen, que aprovechen las oportunidades que el colegio les ofrece de conocer otras familias y juntos hacer un mundo mejor desde la familia. La tentación de ir corriendo también a las cosas del colegio siempre estará presente, es un signo de estos tiempos, por eso las invito a pararse, a valorar, a pensar qué es lo que más les puede ayudar a crecer, y descubrir que juntos, con otras familias, siempre es más fácil.

A los alumni más jóvenes les diría que vuelvan con sus hijos a Peñalba si pueden, y si la vida les lleva fuera de Valladolid… a algún colegio de Fomento o similar

Desde esa perspectiva de los años, y pensando en las promociones que han ido saliendo estos últimos 11 años, ¿qué le recomendaría a nuestros alumni más jóvenes?
Les diría que vuelvan con sus hijos a Peñalba si pueden, y si la vida les lleva fuera de Valladolid… a algún colegio de Fomento o similar. En definitiva, que busquen la misma educación por la que apostaron sus padres, muchas veces con un esfuerzo económico que se valora poco cuando uno es joven. Que no duden que la mejor inversión, el mejor dinero gastado y el sacrificio más rentable es el que se hace en la educación de los propios hijos. Que vuelvan no con la presunción de que lo saben todo, o de que el colegio es suyo, es de todas las familias que lo forman en cada momento, sino que vuelvan con la mente y el corazón abierto para vivir la otra cara de la moneda que desconocen, la de padres, y entonces comprenderán, valorarán y agradecerán lo que sus padres les dieron. Y lo digo desde la propia experiencia personal de antiguo alumno. Vale la pena.

Que busquen la misma educación por la que apostaron sus padres, muchas veces con un esfuerzo económico que se valora poco cuando uno es joven

Aunque habrán sido muchas experiencias y vivencias a lo largo de todo este tiempo ¿qué recuerda con más cariño o agradecimiento?
Difícil pregunta, tantas cosas y momentos… Pero sin duda no olvidaré las muchas sesiones de formación y planes con las familias para preparar juntos la primera comunión de sus hijos, es una edad tan bonita de los niños, donde destacaría por su planteamiento y naturaleza las convivencias de padres e hijos en el valle de Cabuérniga con motivo de esa preparación. Momento privilegiado, como el lugar, para conocer mejor a los padres, a los hijos, y para convivir en un entorno único. Igualmente ha sido una bonita experiencia de fe el Camino de Santiago que muchas ocasiones hemos podido llevar adelante con grupos de papás aficionados a la bici de montaña. Aunque la verdad, si tuviera que destacar algo sería la suerte que he tenido de acompañar a las familias durante la tremenda pandemia que nos confinó a todos tantos meses: el llevar la comunión a quien lo solicitaba, atender en el hospital a los que por allí pasaron, con momentos muy duros, no olvidemos que algunos perdieron la vida, como nuestro querido papá de 3º de la ESO Fernando Marín el pasado mes de agosto, los audios que me pidieron para acompañar los domingos la vida de fe en las casas, etc… Ojalá no se vuelva a repetir una situación así, pero si algo he intentado estos años, y creo que es algo muy de todos los capellanes de Fomento, ha sido estar en los momentos duros, y por eso puedo decir que he celebrado más funerales que comuniones, bautizos o bodas, que lógicamente también se han dado. Recuerdo especialmente el de Juan Sampedro fallecido en accidente de montaña hace poquito, un duro golpe para todos.

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